Bagdad en Llamas - Baghdad Burning: <strong>Salvado por las Zanahorias...</strong>

Bagdad en Llamas - Baghdad Burning

Te encontraré a la vuelta del recodo mi amig@, donde los corazones pueden sanar y las almas reponerse

Monday, May 02, 2005

Salvado por las Zanahorias...

Los últimos días han sido explosivos, literalmente. Empezó hace unos cuatro días y no ha parado desde entonces. Dicen que hubo cerca de 14 coches-bomba, sólo en Bagdad, hace un par de días, aunque nosotros sólo oímos seis desde nuestra área. Los automóviles me ponen nerviosa últimamente. Todos los coches parecen sospechosos, pequeños y grandes. Coches viejos y coches nuevos. Coches con conductor y coches aparcados frente a restaurantes o tiendas. Todos ellos son observados como algo siniestro estos días.

Para nosotros el peor día fue ayer. Estábamos sentados en el salón con una tía y su hijo de 16 años, escuchándoles pacientemente mientras regañaba a la familia por tener “todavía” extendidas las alfombras. En Irak la gente no tiene las alfombras puestas todo el año. Las empezamos a retirar en Abril y no vuelven hasta alrededor de Octubre.. No usamos alfombras de pared a pared como en el extranjero, en lugar de eso usamos preciosas alfombras que usualmente extendemos en el centro de la habitación. Las mejores están hechas en Irán, específicamente en Tabriz o Kashan. A menudo son grandes pesadas y con intrincados diseños. Las alfombras de Tabriz y Kashan son muy caras y en la actualidad pocas familias las tienen. La mayor parte de los propietarios de estas alfombras las han obtenido a través de herencias.

Tenemos alfombras persas corrientes (que sospechamos no son persas en absoluto) No son muy caras ni siquiera particularmente impresionantes, pero dan al salón ese toque oriental que muchas casas irakíes parecen tener, no importa lo occidentales que los muebles puedan ser. Los diseños y los colores se repiten por todas las alfombras en una especie de moda simétrica. Si te fijas atentamente en ellas puedes ver a menudo una historia contada por flores, dibujos geométricos y, a veces, por pájaros y mariposas. Cuando éramos más jóvenes, E. y yo nos sentábamos mirándolas, tratando de leer los colores y los dibujos. Tenerlas allí era como tener un “blog” de lana en el suelo.

Así que allí estaba nuestra tía, diciéndonos que deberíamos tener las alfombras limpias y empaquetadas hace tiempo, a principios de abril. Y tenía razón. Lo correcto sería darles una buena limpieza y enrollarlas para almacenarlas en su esquina en el vestíbulo de arriba y que estuviesen al menos 7 meses altas y firmes como centinelas del segundo piso. La razón por la que no habíamos intentado hacer esto era muy sencilla, la situación del agua en nuestra zona no nos permitió lavar las alfombras en abril y así hemos ido dilatando la situación de las alfombras, hasta que una semana se convirtió en dos semanas y dos semanas se disolvieron en tres… y ahora estamos a primeros de mayo y las alfombras nos miran desde el suelo, casi con desaprobación

Hace 20 minutos, la tía decidió que iba a quedarse con nosotros y ayudarnos a mover las dichosas alfombras al día siguiente. Tendremos que ir arriba a limpiar la terraza de la casa muy cuidadosamente, Mañana deberemos arrastrar las alfombras una a una hasta la terraza, sacudirlas a fondo para quitar todo el exceso de polvo, después limpiar las grandes con la mezcla secreta para limpiar alfombras de mis tías, lavar las pequeñas y extenderlas para que se sequen en la terraza.

Su hijo, sin embargo, no podía pasar la noche y decidió volver a casa ese mismo día. Sería cerca de la una cuando salió para andar los dos kilómetros hasta su casa. Escuchó las instrucciones que le dio mi tía sobre calentar la comida para su padre, estudiar, lavar la fruta antes de comerla, coger zanahorias de camino a casa, vigilar los coches y gente sospechosas y llamarla tan pronto como llegase para que pudiese estar tranquila. Sacudió afirmativamente la cabeza, se despidió saludando con la mano y cruzó el umbral hacia la calle principal.

Tres minutos más tarde una explosión estremeció la casa. Las ventanas traquetearon durante un momento y una puerta golpeó con fuerza en algún lugar del piso de arriba. Yo estaba sujetando una esquina de la alfombra del salón que había volteado para enseñarle a mi tía que no había insectos viviendo debajo.

"Coche-bomba” dijo E. sombríamente mientras corría afuera para ver de dónde había venido. Yo miré aprensivamente a mi tía y ella se sentó, pálida, temblándole las manos mientras se ajustaba el pañuelo de la cabeza, preparándose para salir fuera.

"F. justo acaba de salir…” dijo con la respiración cortada, refiriéndose a su hijo. Dejé caer la alfombra que sujetaba en el puño y corrí afuera siguiendo a E. Mi corazón saltaba salvajemente mientras intentaba identificar el lugar de la explosión. Sentía a mi tía, que estaba cerca, detrás de mí.

¿Le ves? Preguntaba débilmente. Para entonces yo ya estaba en el medio de la calle y algunos de los vecinos estaban dando vueltas fuera de sus casas.

¿De dónde ha venido? Pregunté a través de la calle a un niño de los vecinos.

“La calle principal”, respondió, señalando la dirección en la que mi primo había ido.

"¿Ha venido de la calle principal? gritaba mi tía desde la puerta.

“No” mentí , buscando a E. “No, ha venido de la otra parte” estaba intentando decidir si debía seguir hacia delante y correr hacia la calle principal dónde parecía reunirse más y más gente, cuando vi. a E. dar la vuelta a la esquina, un brazo despreocupadamente envolviendo a mi primo que parecía estar hablando excitadamente. Me di la vuelta para sonreír animando a mi tía que estaba deshaciéndose de alivio en la puerta.

"Está bien”, decía, “está bien”

!!! Estaba cerca de la explosión ¡¡¡ Decía F. animadamente mientras se acercaba a la casa. Mi tía le agarró de los hombros y empezó a examinarle, la cara, el cuello, los brazos."

Estoy bien madre... Se deshizo de ella cuando ésta empezaba una larga oración de gracias mezclada con irracionales menciones a cómo debía él ser más cuidadoso.

"¿Ha sido herido alguien? Pregunté a E., temiendo la respuesta. E. sacudió la cabeza y levantó tres dedos.

"Creo que tres personas han muerto y varios están esperando coches que les lleven al hospital"

De vuelta en casa E. y yo decidimos que él debía volver y ver si podía prestar alguna ayuda. Reunimos algunas gasas, esparadrapo, antiséptico y un par de botellas de agua fría. Cuando se marchó volví la atención hacia mi sobrino. Estaba excitado y tenso, con los ojos abiertos de incredulidad. Su voz vibraba ligeramente mientras hablaba y su labio inferior temblaba.

”Estaba a punto de cruzar la calle cuando recordé que debía comprar las zanahorias”. Hablaba rápido. “Entonces, estaba con el hombre ese que vende verduras y justo cuando estaba comprándolas un gran BOOM y un coche explotó y el de al lado empezó a arder…si no hubiese parado por las zanahorias…” El primo empezó a agitar sus brazos en el aire y yo me doble hacia atrás para esquivar un golpe en la cara.

Mi tía jadeaba parada en el salón. “! Las zanahorias te han salvado ¡” gritaba llevándose la mano al corazón. Mi primo la miraba con incredulidad mientras el color comenzaba a retornar a su cara. “Zanahorias”, murmuró, dejándose caer en el sofá y agarrando uno de los cojines. “Las zanahorias me han salvado”

E. volvió una hora más tarde, cansado y desarreglado. Dos personas han muerto y la tercera probablemente sobrevivirá, pero hay al menos otros doce heridos. Cada vez que miro a mi primo me pregunto agradecidamente cómo es que somos tan afortunados.

- posted by river @ 11:59 PM
 
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