Bagdad en Llamas - Baghdad Burning: February 2006

Bagdad en Llamas - Baghdad Burning

Te encontraré a la vuelta del recodo mi amig@, donde los corazones pueden sanar y las almas reponerse

Monday, February 27, 2006

Días volátiles...

Los últimos han sido agitadamente violentos a pesar del toque de queda. Hemos estado en casa simplemente esperando y deseando lo mejor. El teléfono no funcionaba y el suministro eléctrico no ha mejorado. Estamos en un punto, sin embargo, en el que cosas como electricidad, teléfonos y combustible parecen problemas menores. Incluso quejarse de ellos es un lujo que l@s irakíes no pueden permitirse en estos días.

Los sonidos de disparos y explosiones empiezan habitualmente al atardecer, o, por lo menos es cuando los empiezo a notar, y no amainan hasta bien entrada la noche. Anteayer ha habido un pequeño tiroteo en la calle principal cerca de nuestra zona, pero con la excepción de los disparos contra la mezquita local y un cadáver encontrado tres calles más abajo, la situación ha estado relativamente tranquila.

Algun@s vecin@s han estado discutiendo la posibilidad de que los hombres formasen un dispositivo de vigilancia vecinal. Lo hicimos durante la guerra y durante el caos inmediatamente posterior a ella. El problema ahora es que las fuerzas de seguridad irakíes son tanto de temer como los hombres encapuchados vestidos de negro que están atacando mezquitas, casas y entre ellos.

No parece una guerra civil porque suníes y chiítas han estado mostrando solidaridad en grandes dosis durante estos recientes días pasados. No me refiero a los clérigos, fanáticos religiosos ni políticos, sino a la persona media. Nuestra vecindad es mixta y suníes y chiítas se han sentido igualmente ultrajados por los ataques a las mezquitas y templos. Hemos estado sin línea teléfonica, pero hemos acordado un primitivo sistema de comunicación. Si alguna casa en la zona es rodeada, alguien disparará al aire tres veces, si disparar al aire no es posible, entonces alguien de dentro de la casa tendrá que intentar comunicar el problema desde la terraza.

Las mezquitas también tienen un código cuando están en problemas, el hombre que llama a la oración, grita tres veces “Allahu Akbar” para que la gente de la zona acuda a proteger la mezquita o a quien se encuentre involucrado.

Ayer estuvieron mostrándonos clérigos chiítas y sunitas rezando juntos en una mezquita, y mientras esto parece ser esperanzador, a mí sólo me ayudó a sentirme enfadada. ¿Por qué simplemente no dicen a sus milicias que paren, que cesen de atacar mezquitas y husseiniyas, que dejen de aterrorizar a la gente? Es tan decepcionante y vacío en la televisión, como una pacífica visión de otro planeta. El gobierno irakí pretende estar consternado, pero no está haciendo nada para cortar la violencia y el derramamiento de sangre aparte del toque de queda. ¿Y dónde están los americanos en todo esto? Están sentados y dejando que las cosas sucedan, algunas veces el vuelo de un helicóptero aquí o allí, pero generalmente no involucrándose.

Estoy oyendo, estoy leyendo, sobre la posibilidad de guerra civil. La posibilidad. Hasta ahora estoy sentada aquí preguntándome si una guerra civil es como esto. ¿Se ha convertido en una realidad? ¿Miraremos atrás dentro de un año, dos años,... diez... y diremos, “empezó en Febrero del 2006...? Es como una pesadilla en la que no te das cuenta de que es una pesadilla mientras la estás teniendo, sólo más tarde, después de despertarte con el corazón galopando y tus ojos buscando en la oscuridad un puntito de luz, te das cuenta de que era una pesadilla…

- posted by river @ 2:27 AM

Thursday, February 23, 2006

Tensiones...


Las cosas no van bien por Bagdad.

Ha habido una explosión esta mañana en una mezquita de Samarra, una ciudad de mayoría sunnita. Aunque la mezquita es sagrada tanto para suníes como para chiítas, es considerado como uno de los más importantes centros de peregrinación chiítas en Irak. Samarra es considerada una ciudad sagrada por muchos musulmanes e historiadores porque, después de Bagdad, fue hecha capital del Imperio Abassid por el Abassid Al-Mu’tasim.

El nombre Samarra deriva de la frase en árabe “Una alegría para quien la vea (una alegría para los ojos)”. Así es como la ciudad fue llamada por Al-Mu’tasim cuando diseñó los planos de una ciudad que debía competir con las más grandes ciudades de la época, iba a ser una alegría para tod@ quien la viese. Se mantuvo como capital del Imperio Abassid por cerca de sesenta años y luego Bagdad recuperó la capitalidad de nuevo. Samarra floreció bajo los cuidados de diversos Califas

La mezquita dañada hoy con explosivos es “Askari Mosque” que es importante porque se cree que es el lugar de descanso funerario de dos de los 12 Imanes Chiítas, Ali Al-Hadi y Hassan Al-Askari (padre e hijo) que vivieron y murieron en Samarra. Se cree que el lugar de la mezquita es el sitio dónde Ali Al-Hadi y Hassan Al-Askari vivieron y fueron enterrados. Muchos chiítas creen también que Al-Mahdi ‘al muntadhar’ será resucitado o reaparecerá desde esta mezquita.

Recuerdo la visita a la mezquita hace bastantes años, antes de la guerra. Visitamos Samarra para ver la famosa torre “Malwiya” y alguien sugirió visitar también la mezquita Askari. Yo mostré mis reticencias porque no iba propiamente vestida en aquel instante, vaqueros y una camiseta no son considerados vestimenta apropiada para una mezquita. Paramos en una pequeña tienda de la ciudad, compre unas pocas túnicas negras baratas para nosotras, las mujeres, y nos dirigimos a la mezquita.

Llegamos justo cuando el sol se estaba poniendo y recuerdo que nos detuvimos en el exterior para admirar la cúpula dorada y los intrincados minaretes. Estaba brillando en el atardecer y parecía haber un millón de colores - naranja, dorado, blanco – parecía casi incandescendente. La vista era increíble y el entorno muy pacífico y tranquilo. No había nada de ese bullicio y ruido que normalmente rodea los centros religiosos, habíamos llegado en el momento preciso. El interior de la mezquita tampoco decepcionaba, elaborada caligrafía árabe, más oro y ese sentimiento de paz interna… Estoy agradecida de que decidiesemos visitarla.

Hemos despertado esta mañana con noticias de que hombres vistiendo uniformes de las fuerzas irakíes de seguridad han entrado y detonado explosivos, dañando la mezquita casi irreparablemente. Es descorazonador y aterrador. Ha habido tiroteos en todo Bagdad desde la mañana. Las calles cerca de nustra vecindad han estado inquietantemente vacías y calmadas pero había una tensión que se podía cortar con una cuchilla. Hemos oído de problemas en zonas como Baladiyat, dónde ha habido disturbios y vandalismo, etc. y bastantes mezquitas han sido atacadas. Creo que lo que más preocupa a todo el mudo es que la reacción haya sido tan rápida, justo como si se estuviese esperando que pasara

Toda la mañana hemos estado viendo/oyendo a dirigentes religiosos, tanto suníes como chiítas, posicionarse contra las explosiones y enfatizar que esto es lo que buscan los enemigos de Irak, que esto es lo que quisieran conseguir: dividir y vencer. Los extremistas chiítas están culpando a los extremistas suníes, e Irak parece estar cayendo descosido bajo los ocupantes extranjeros y los fanáticos locales

Nadie ha ido a trabajar hoy porque la mayoría de las calles estaban cerradas. La situación no es nada buena. Creo que no recuerdo haber visto nunca las cosas así de tensas, todo el mundo esta observando y esperando silenciosamente. Se habla mucho sobre la guerra civil, y, todavía, con la gente que yo conozco, tanto suníes como chiítas, me cuesta creer en esa posibilidad. L@s irakíes instruid@s y sofisticad@s están horrorizad@s ante la pespectiva de volverse unos contra otros, e incluso personas no tan instruidas parecen muy conscientes de que esto es una pequeña parte de un plan más grande y odioso …

Muchas mezquitas han sido tomadas por la milicia Mahdi y la gente del Badir parece estar por todas partes. Mañana nadie va al colegio o al trabajo en ningún sitio.

La gente está asustada y expectante, Solo podemos rezar.

- posted by river @ 1:21 AM

Saturday, February 11, 2006

La Incursión


Hace unos días nos juntamos en casa de mis tías por la fiesta de cumpleaños de mis primos. J acababa de cumplir 16 y mi tía nos invitó a merendar y a algo de pastel. Fue una reunión muy pequeña: tres primos – incluyéndome a mí- mis padres y el mejor amigo de J, quien resultó que también era vecino.

La merienda fue bastante buena –mi tía posiblemente sea una de las mejores cocineras de Baghdad. Hace cocina tradicional irakí y para el cumpleños de J. había preparado todos nuestros platos favoritos: dolma (arroz y carne envueltos en hojas de parra, cebollas, guindillas, etc), arroz beryani, pollo relleno y unas ensaladas. El pastel estaba recién hecho y tenía la forma de un amistoso pez, ya que el padre de J. había olvidado que ella es Acuario y no Piscis cuando lo eligió, “Creía que todo el que nacía en Febrero era Piscis cuando lo escogí...” explicó cuando le indicamos su error.

A la hora de apagar las velas, se había ido la luz y estuvimos en la oscuridad alrededor suyo, y cantamos “Cumpleaños feliz” en dos idiomas diferentes. Apretó los ojos brevemente para pedir un deseo y después, con un único soplido, apagó las velas. Empezó a abrir los regalos – un pijama de ositos, un CD de un gupo de chicos, un jersey con unas cosas brillantes, una bolsa para los libros roja y beis... los típicos regalos para una adolescente.

Sin embargo, el regalo que le hizo más feliz se lo dio su padre. Después de que los hubo abierto todos, le tendió un paquete plateado bastante pequeño, aunque pesado. Lo desenvolvió apresuradamente y tomó aire encantada, “Papá, es precioso”. Sonreía mientras lo levantaba a la luz de la lámpara de gas para enseñarlo. Era una navaja del ejército suizo, completa con sacacorchos, cortauñas y abredor de botellas.

“Puedes llevarlo por ahí en tu bolso como protección cuando vayas a los sitios”, le explicó. Ella sonrió y sacó la navaja con cuidado, “Y mira, ¡cuando la navaja está limpia sirve como espejo!”. Todos dijimos oh y ah con admiración y T., otra prima, comentaron que conseguirían una cuando el ejército suizo empezase a hacerlas en color rosa.

Intenté acordarme de lo que me regalaron cuando cumplí los 16 y estaba segura de que no fue un cuchillo de ninguna clase.

Para las 8 de la tarde mis padres y el vecino de J. ya se habían ido. Nos habían dejado a mí y a T, nuestra prima de 24 años, a pasar la noche. Eran las dos de la madrugada cuando conseguimos meter en la cama al hermano pequeño de J. Había comido más que su ración del pastel y el azúcar le había vuelto salvaje durante un par de horas.

Estábamos reunidas en la sala y mi tía y su marido, Ammoo S. (Ammoo = tío) estaban durmiendo. T., J. y yo hablábamos en voz baja y estábamos buscando canciones en la radio, porque habíamos jurado no ir a dormir hasta que se hubiera acabado todo el pastel. T. estaba jugando tontamente con su teléfono móvil, intentando mandar un mensaje a un amigo. “Oye, aquí no hay cobertura... ¿sólo es mi teléfono?”, preguntó. Ambas, J. y yo sacamos nuestros teléfonos y lo comprobamos, “¡el mío tampoco funciona...! contestó J., sacudiendo la cabeza. Las dos se volvieron hacia mí y les dije que yo tampoco conseguía señal. J. de repente se alertó e hizo un sonido parecido a “uh-oh” mientras se acordaba de algo. “R., ¿te importaría comprobar el teléfono que está junto a tí?” Levanté el auricular del teléfono que estaba junto a mí y contuve la respiración, esperando el tono de señal. Nada.

“No hay señal... pero hoy antes había. Estuve hablando...”.

J. frunció el cejo y apagó la radio. “La última vez que pasó”, dijo, “la zona estaba invadida”. La habitación se quedó de repente en silencio y agudizamos el oído. Nada. Podía oir un generador un par de calles más lejos, y también oí el lejano ladrido de un perro, pero no había nada fuera de lo normal.

T. de repente se sentó derecha, “¿Oís eso?”, preguntó, con los ojos muy abiertos. Al principio yo no pude oir nada y entonces lo capté, era el ruido de coches y vehículos, moviéndose despacio. “Puedo oirlo”, le contesté a T,. poniendome de pie y dirigiéndome a la ventana. Miré fuera en la oscuridad y no pude ver nada más allá de las confusas luces de las lámparas detrás de los cristales aquí y allá.

”No verás nada desde aquí, probablemente es en la carretera principal”. J. se levantó de un salto y fue a despertar a su padre, “Papá, papá, levántate. Creo que hay una incursión en la zona” oí que gritaba mientras se acercaba a la habitación de sus padres. Ammoo S. se despertó en seguida y oí cómo buscaba sus zapatillas y su túnica mientras preguntaba qué hora era.

Entre tanto, el ruido de coches se había hecho más audible y me acordé de que se podía ver parte del vecindario desde una ventana de la segunda planta. T. y yo subimos las escaleras silenciosamente. Oímos a Ammoo S. descorriendo 5 cerrojos diferentes de la puerta de la cocina. “¿Qué hace?”, preguntó T, “¿no debería dejar las puertas cerradas?”. Estábamos mirando por la ventana y había luces unas pocas calles más allá. No podía ver de dónde venían exactamente porque varias casas nos tapaban la vista, pero podíamos decir que algo raro pasaba en el vecindario. El ruido de vehículos se oía cada vez más, y lo acompañaba el rechinar de puertas y luces que de vez en cuando destellaban.

Bajamos alborotadas al piso de abajo y nos encontramos con que J. y la tía se arremolinaban en la oscuridad. “¿Qué vamos a hacer?”, preguntó T, mientras se retorcía nerviosa las manos. La única vez que yo había experimentado una incursión fue en el 2003 en la casa de un tío, y fueron los americanos. Esta era la primera vez en que era testigo de los que suponíamos que era un “raid” irakí.

Mi tía bullía en silencio, “Esta es la tercera vez en dos meses en que los bastardos hacen una incursión en la zona... Nunca conseguiremos estar en paz o tranquilos” Yo estaba de pie en la puerta de su dormitorio y miraba hacía la cama. Vivían en un barrio mixto -suníes, chiíes y cristianos. Era un barrio relativamente nuevo que empezó a crecer a finales de los ochenta. La mayoría de los vecinos se conocían desde hacía años. “No sabemos qué es lo que buscan...La llaha lla Allah...”.

Yo estaba torpemente de pie, viendo cómo hacían los preparativos. J. ya estaba cambiándose en su habitación, y nos llamó para que hiciésemos lo mismo. “Van a entrar en casa, no querréis estar en pijama...”

” ¿Por qué? ¿Es que llevan cámaras?”, sonrió T débilmente, intentando una broma. No, contestó J., con la voz embozada mientras se ponía un jersey, “La última vez nos hicieron esperar fuera, al frío”. Intenté oir a Ammoo S. y le escuché fuera, quitando el candado grande de la puerta de entrada vehículos. “¿Por qué estais abriendo todo J.?”, grité en la oscuridad.

”Estos animales echarán abajo las puertas si no se les abre en tres segundos y entonces andarán por el jardín y por la casa... la última vez empujaron la puerta del pobre Abu H, tres casa más abajo y le rompieron el hombro...” J. se había cambiado entera, y encima de los vaqueros y del jersey se había puesto su túnica. Hacía frío.

Mi tía también se había vestido y estaba subiendo arriba para bajar a mi primo B de tres años. “No quiero ver que se despierte con todo el ruido y se encuentre con esos bastardos alrededor suyo en la oscuridad”.

Veinte minutos más tarde estábamos todos reunidos en la sala. La casa estaba a oscuras excepto por la cálida luz de la estufa de queroseno y de una pequeña lámpara en la esquina. Todos estábamos vestidos y esperando nerviosos, envueltos en mantas. T y yo sentadas en el suelo mientras que mi tía y su marido estaban sentados en el sofá, B. entre los dos envuelto en una manta. J. estaba sentada en una butaca enfrente suyo. Eran casi las 4 de la mañana.

Mientras, fuera los ruidos habían aumentado según se acercaba la incursión. De vez en cuando se podían oir voces gritando a gente que abriera la puerta ó el violento golpe de un rifle contra una puerta.

La última vez en que habían hecho una incursión en la zona de mis tíos, se llevaron a cuatro hombres solamente en su calle. Dos de ellos eran estudiantes de veintipocos años - uno un estudiante de derecho, y otro un estudiante de ingeniería, y el tercero era un abuelo de sesenta y pocos años. No hubo acusación, ningún problema, se les ordenó simplemente que salieran fuera, se les montó en una camioneta blanca y se los llevaron junto con un grupo de otros hombres del barrio. Sus familias no saben nada de ellos desde entonces y visitan la morgue casi todos los días pensando que los van a encontrar muertos.

”NO va a haber ningún problema”, dijo mi tía seria mientras nos miaraba a cada uno de nosotros, con los labios apretados. “No direis nada inadecuado y ellos entrarán, echarán un vistazo y se irán”. Sus ojos se pararon en Ammoo S. Estaba callado. Se había encendido un cigarrillo y estaba aspirando profundamente. J dijo que había vuelto a empezar a fumar hacía un par de meses después de haberlo dejado durante diez años. “¿Tienes los papeles preparados?, le preguntó, refiriéndose a su documentos de identificación, los cuales le iban a pedir. El no contestó, pero asintió en silencio con la cabeza.

Esperamos. Y esperamos... Empecé a dar cabezazos y mis sueños se esparcieron entre tropas, coches y hombres encapuchados. Me desperté al oir a T decir “Ya están casi aquí...” Y levanté la cabeza, atontada por lo que creia que habían sido tres horas durmiendo. Bajé la vista a mi reloj y ví que aún no eran las 5 de la mañana. “¿No han llegado hasta nosotros todavía?”, pregunté.

Ammoo S estaba dando vueltas por la cocina. Podía oir sus idas y venidas en zapatillas, parando de vez en cuando ante la ventana. Mi tía seguía en el sofá – se sentó con B en brazos, acunándolo suavemente y murmurando oraciones. J estaba haciendo un chequeo de última hora, escondiendo las cosas de valor y juntando nuestros bolsos en el salón. “Se llevaron el móvil de “baba” en la última redada, aseguraros de que tenéis con vosotros vuestros móviles”.

Podía sentir el corazón latiéndome en los oídos y me acerqué a la estufa de queroseno en un intento de disipar el frío que parecía haberse adueñado permanentemente de mis dedos de pies y manos. T temblaba, envuelta en su manta. Le señalé la estufa pero sacudió la cabeza y me contestó “Yo... mmm... no tengo... fríooo...”.

Sucedió diez minutos más tarde. Resonó un gran ruido de la puerta del jardín y voces gritando “Ifta 7u (ABRID)”. Oí a mi tío fuera, gritando “Estamos abriendo la puerta, estamos abriendo...”. Un momento y ellos estaban dentro de casa. De repente la casa se llenó de hombres extraños, gritando órdenes y entrando en las habitaciones. Era el caos. Podíamos ver luces que brillaban en el jardín y luces procedentes de los vestíbulos. Pude oir a Ammoo S hablando fuera en voz alta, diciéndoles que su mujer y sus “hijos” eran los únicos que estaban en la casa. ¿Qué estaban buscando? ¿Algo estaba mal?, preguntó.

De repente, dos de ellos estaban en el salón. Estábamos todos sentados en el sofá, cerca de mi tía. Mi primo B para entonces ya estaba despierto, con los ojos muy abiertos de miedo. Llevaban grandes lámparas o linternas y uno de ellos dirigió un Klashnikov hacia nosotros. “¿Hay alguien más aquí aparte de tí y de ellos”, le espetó uno de ellos a mi tía. “No, sólo nosotros y mi marido que está fuera con vosotros. Puedes registrar la casa.” Las manos de T se elevaron para bloquear la brillante luz de la antorcha y uno de ellos le gritó que bajase las manos, que cayeron a su regazo flácidamente. Bizqueé por la fuerte luz y cuando ajusté la vista me dí cuenta de que llevaban máscaras, enseñando únicamente los ojos y la boca. Miré a mis primos y noté que T apenas respiraba. J estaba sentada completamente rígida, con la vista enfocada en nada en particular, y casi no me doy cuenta de que ella llevaba el jersey al revés.

Uno de ellos matuvo el Klashnikov dirigido contra nosotros, y el otro empezó a abrir los armarios y a registrar detrás de las puertas. Estábamos en silencio. Los únicos ruidos procedían de mi tía, que estaba rezando con un trémulo susurro, y del pequeño B, que se estaba chupando el dedo pulgar, con los ojos muy abiertos de miedo. Pude oir al resto de la tropa andando alredeor de la casa, abriendo vitrinas, puertas y armarios. Traté de oir a Ammoo S, esperando escucharle fuera pero sólo pude distinguir las ásperas voces de las tropas. Los minutos que permanecimos sentados en el salón parecía que iban a durar para siempre. No sabía exactamente a dónde mirar. Mis ojos siguieron vagando al hombre del arma y supe que seguir mirándole no era una buena idea. Bajé la vista a un periódico que tenía a los pies e intenté leer los titulares al revés. Miré de nuevo a J – se corazón latía tan fuerte que el pequeño colgante de plata que mi madre le había dado justo ese día latía en su pecho al mismo tiempo que su corazón.
De repente, alguien gritó algo desde fuera y se acabó. Comenzaron a salir de casa apresuradamente, casi tan rápido como la habían invadido. Portazos, luces que se apagan. Otra vez estábamos a oscuras, sin atrevernos a movernos del sofá en el que estábamos sentados, escuchando cómo desaparecían, dejando sólo a dos junto a nuestra puerta.

”¿Dónde está “baba”?” Preguntó J, con un ataque de pánico un momento antes de que oyésemos sus zapatillas en el sendero. “¿Se lo han llevado?”, su voz se iba elevando. Por fín Ammoo S entró en casa, con aspecto de cansado y agotado. Podía decir que su cara estaba pálida incluso en la relativa oscuridad de la casa. Mi tía se sentó, sollozando calladamente en la sala, T consolándola. “Las casas ya no son sagradas.. No podemos dormir... No podemos vivir... Si no se puede estar seguro en tu propia casa, ¿dónde vas a estar seguro? Animales... bastardos...”

Pocas horas más tarde descubrimos que uno de nuestros vecinos, dos casas más abajo, había muerto. Abu Salih era un hombre de setenta y tantos años, y cuando los mercenarios irakíes irrumpieron en su casa sufrió un ataque de corazón. Su nieto no pudo llevarle al hospital a tiempo porque las tropas no le dejaron salir de casa hasta que no terminaron con ella. Su nieto nos contó más tarde ese día que irakiíes estaban registrando las casas, pero que las tropas americanas rodeaban y aseguraban la zona. Fue una incursión coordinada.

Se llevaron por lo menos a dies hombres sólo de la zona de mis tíos – con edades entre 19 y 40 años, en la calle detrás de la nuestra no hay ni una casa en la que haya un hombre de menos de 50 años – abogados, ingenieros, estudiantes, simples trabajadores- todos arrastrados lejos por las “fuerzas de seguridad” del Nuevo Irak. Lo único que tienen en común es que proceden de familias suníes (excepto dos de ellos de quienes no lo sé seguro).

No pasamos el día volviendo a poner las ropas en los armarios, comprobando si echábamos de menos algo (un reloj, un abridor de cartas de latón y un walkman), y quitando la suciedad y el barro las alfombras. Mi tía estaba como posesa limpiando y desinfectando todo y diciendo que todo estaba “sucio, sucio, sucio...”. J ha jurado que no va a volver a celebrar su cumpleaños nunca más.

Es casi divertido – sólo un mes más tarde, estábamos viendo un anuncio en algún canal árabe vía satélite – puede que Arabiya. Estaban poniendo un anuncio sobre las fuerzas de seguridad irakíes y daban una serie de números a los que los irakíes se suponía que tenían que llamar en caso de ataque terrorista... Llama a ESTE número si necesitas que la policía te proteja de ladrones o secuestradores.. Llama a ESE número si necesitas que la Guardia Nacional o fuerzas especiales te protejan de terroristas... Pero...

¿A quién se puede llamar para que te proteja de las fuerzas de seguridad del Nuevo Irak?

- posted by river @ 12:43 AM

Thursday, February 02, 2006

Los resultados de las elecciones ...


Los resultados de las elecciones iraquíes fueron anunciados públicamente hace casi dos semanas, pero era obvio desde el día de las elecciones qué partidos políticos serían los primeros. Ni siquiera voy a molestarme en enumerar los diferentes tipos de fraude electoral de los que hay testimonios por todo Irak – es un asunto tedioso y sobre el que hemos estado discutiendo más de un mes.

El hecho de que una lista religiosa chiíta -influida por Irán- salga la primera difícilmente sorprende. Lo que me sorprende, sin embargo, son l@s iraquíes que parecen estar alucinad@s por el resultado. ¿No vimos, durante los últimos tres años, lo que iba a venir? Los clérigos de influencia iraní ya tenían un fuerte respaldo desde el 2003. Sus milicias se incorporaron casi inmediatamente al Ministerio de Interior y al Ministerio de Defensa tan pronto como se hizo el primer movimiento para crear las nuevas fuerzas de seguridad de Irak. Sistani les ha estado promoviendo desde el primer día.

¿Por qué sorprende tanto que en días de calamidad la gente vuelva a la religión? Pasa en todo el mundo. Durante tsunamis, huracanes, terremotos, asedios, guerras, la gente vuelve a los dioses... Es simple, cuando todo lo demás falla, para la mayoría de la gente siempre queda un poder superior.

Después de casi tres años de una ocupación fracasada, personalmente creo que muchos iraquíes votaron a grupos religiosos porque contaba como un voto contra América y la propia ocupación. Da igual lo que digan los fabricantes de la política americana a su propio público, y no importa cuantas fotos se saquen Rumsfeld y Condi con nuestros políticos “pelotas”, la mayoría de l@s iraquíes no se fían de los Americanos. América en conjunto se ve como un país diabólico que, puestos en lo mejor, está lleno de egoísta malicia hacia los países más pequeños, y en el peor es el que ordena las sanciones y un belicoso invasor.

Incluso l@s irakíes que creen que América está aquí para ayudarnos (y parece que su número ha decrecido en los últimos días), creen que su ayuda no es por amor a nosotr@s iraquíes, sino por su propio interés y su codicia.

Los partidos religiosos chiítas, como SCIRI y Da’awa, han cambiado decididamente el tono en el último año. Durante 2003 eran amigos de América – debían a USA su poder actual en el interior del país. Hoy, cuando los iraquíes se están volviendo más impacientes con la presencia americana dentro de Irak, claman que serán el fin de los ocupantes. Acusan abiertamente a los americanos de la falta de seguridad y del caos general. El mensaje es bastante diferente. En el 2003, era normal hablar de un Irak laico; hoy en día, esto no parece que sea una opción.

En el 2003, Jaffari proclamaba que no quería ver que las mujeres iraquíes perdiesen sus derechos. Nunca habló de derechos igualitarios – pero lanzaba una palabra aquí y otra allá sobre que las mujeres iraquíes tenían derecho a la educación e incluso a un empleo. Estaba haciendo “zapping” hace un par de semanas y ví a Jaffari hablando a estudiantes de la Universidad Mustansiriya – una de las mayores universidades iraquíes, con campus en varias zonas de Bagdad. No pude ver a los estudiantes – podía estar hablando con un grupo de pingüinos, por lo que yo vi. La cámara le enfocaba a él – sus inquietos ojos, y su voz baja y murmurante.

A su derecha estaba sentado un Ayatollah con un turbante y una túnica negros. Parecía serio y asentía con satisfacción cuando Jaffari hablaba a los estudiantes (o a los pingüinos). Su discurso no era sobre ciencia, tecnología, ni siquiera sobre desarrollo - era un sermón religioso sobre el cielo y el infierno, dios y el diablo.

Inmediatamente me di cuenta de dos cosas. La primera, que parecía que estaba hablando únicamente a estudiantes masculinos. No había féminas en su auditorio. Habló de sus “hermanas” femeninas en ausencia, como si no tuvieran ninguna representación en absoluto en la asamblea. La segunda fue que parecía que estaba hablando sólo a chiítas porque continuó mencionando a sus “hermanos suníes” como si también ellos estuvieran ausentes. Sermoneó sobre cómo los hombres deben cuidar a las mujeres y sobre que los suníes tampoco son tan malos. Esperé oírle hablar sobre la unidad de Irak y sobre la necesidad de no hacer diferencias religiosas – esas palabras no llegaron nunca.

A pesar de esto, los Republicanos que apoyan la guerra siguen inútilmente esperanzados. Ah bueno, así que los Ayatollahs ganaron esta elección, ¡la próxima será mejor!. Pero hay un problema...

El problema de los partidos religiosos y de sus líderes en un país como Irak es que controlan a fervientes creyentes, que no son sólo un apoyo político. Para los seguidores de Da’awa y de SCRI, por ejemplo, no se trata de política ni de promesas ni de los títeres en el poder. Es como el Papa para los católicos devotos – no se cuestiona al hombre en la silla porque está en ella por derecho divino, o casi. Ciertamente no se cuestiona su política.

Los Ayatollahs son así. Muqtada Al-Sadr es ridículo. Habla como si tuviera la lengua hinchada y siempre parece que necesita darse un baño. Habla con una entonación que indica soltura en Farsi y sin embargo... manda un ejército de seguidores porque su abuelo fue una gran figura religiosa. Podía ser el menos educado, el hombre menos iluminado del país y aún habría gente deseando dejar sus vidas a sus órdenes debido a la historia religiosa de su familia. (Afortunados americanos – anunció hace una semana que Irán sería atacado por USA y que él y sus seguidores se levantarían para defender Irán...)

Al final del día, la gente que sigue a estas figuras se dicen a sí mismos que aunque el líder actual no esté a la altura, la meta y el mensaje permanecen igual – la religión, la palabra de Dios como ley. Cuando se vive en un país destrozado por una guerra con una situación que se deteriora y con la muerte a la vuelta de cualquier esquina, te diriges a Dios porque Lyad Allawi no te pudo dar ni electricidad ni seguridad, y, con certeza, no te va a llevar al cielo si te encuentras cara a cara con un coche bomba.

El problema de tener un partido religioso en el poder en un país tan diverso como Irak es que te pone automáticamente en contra de quien sea de una secta o religión concreta. La religión es personal – es algo en lo que, virtualmente, has nacido... pertenece al corazón, al pensamiento, al espíritu, y mientras que es bienvenido en las cuestiones del día a día, no debería politizarse.

Las teocracias (y parece que estamos al borde de una de influencia iraní), se fortalecen con el tiempo porque no se puede argumentar la religión. Los políticos ya no son políticos – son Ayatollahs – se convierten en modernos enviados de Dios, a los que hay que reverenciar y no simplemente respetar. No se les puede desafiar porque para sus seguidores es un desafío a una creencia, y no a una persona o a un partido político.

Pasas de ser crítico u opositor a ser simplemente un pagano cuando te metes con los partidos religiosos.

Me han escrito americanos preguntándome ¿pero dónde están los iraquíes instruidos? ¿Por qué no votan a partidos laicos? Los iraquíes instruidos han sido silenciados automáticamente desde el 2003. Han sido presionados y amedrentados fuera del país. Se les ha asesinado, detenido, torturado y secuestrado. Muchos de ellos han perdido la fe en la posibilidad de un Irak laico.

Entonces, otra vez... ¿quién va a decir que muchas de las personas que votaron a partidos religiosos no son instruidas? Conozco a iraquíes perfectamente instruid@s que se toman la crítica a partidos como Da’awa y SCRI como una afrenta personal. Esto pasa porque estos partidos están tan protegidos y envueltos en su identidad religiosa que se toma casi como un ataque contra los chiítas en general cuando alguien les critica. Pasa lo mismo con los sunníes cuando se critica a un partido suní.

Ese es el peligro de mezclar política y religión – se convierte en algo personal.
Intento no insistir demasiado en los resultados – en el hecho de que los fundamentalistas religiosos chiítas estén en estos momentos en el poder – porque cuando lo hago, me invade ese tipo de frío que deja una sensación de terror callado. Es como cuando se va la luz y te sumerges en una oscuridad profunda, silenciosa y casi tangible. Intentas no enfocar demasiado intensamente en los ruidos sutiles y en los movimientos que hay alrededor tuyo, porque las posibilidades que no ves te volverían loco...

- posted by river @ 1:34 AM
 
HispaLab
HispaLab