Bagdad en Llamas - Baghdad Burning: <strong>Gracias por la Música...</strong>

Bagdad en Llamas - Baghdad Burning

Te encontraré a la vuelta del recodo mi amig@, donde los corazones pueden sanar y las almas reponerse

Thursday, January 12, 2006

Gracias por la Música...


Recuerdo que la primera vez que oí hablar del secuestro de Jill Carrol, periodista del Christian Science Monitor, hace una semana, sentí un fuerte sentimiento de pesar, el mismo sentimiento profundo que experimento cada vez que oigo de otr@ periodista asesinad@ o secuestrad@. El mismo sentimiento profundo que, imagino, invade a la mayor parte de l@s irakíes cuando oyen sobre conocid@s sufriendo bajo la actual situación.

Leí la noticia en los subtítulos de la televisión. No hemos tenido conexión a Internet durante varios días y, por lo tanto, no pude leer los detalles. Todo lo que sabía era que una periodista había sido secuestrada y que el intérprete irakí había resultado muerto. Le dispararon a sangre fría en el distrito Al Adil, a principios de este mes, cuando atraparon a Jill Carroll. Dijeron que no fue inmediato, vivió lo suficiente para hablar con la policía antes de morir.

He descubierto recientemente que el interprete muerto era un buen amigo, Alan, de Alan’s Melody, y he estado llorando los dos últimos días

Todo el mundo le conocía por “Alan”, simplemente, o “Elin”, que es como se pronuncia en árabe irakí. Antes de la guerra poseía una tienda de música en la mejor zona de Bagdad, A'arasat. Vendía algo de música árabe e instrumental, pero tenía sus clientes regulares, irakíes westerizad@s que se morían por la música extranjera. Para es@s de nosotr@s que oían rock, alternativo, jazz, etc. tenía muy pocos rivales.

Vendía CDs, cintas y DVDs de contrabando. Su tienda no era sólo una tienda de música, algunos de mis momentos más felices fueron cuando salía de esa tienda llevando CDs y cintas, llena con la anticipación de la evasión que la música proporcionaba. Tenía de todo, desde Abba a Marilyn Manson. Podía conseguirlo todo. Lo único que tenías que hacer era ir a su tienda y decirle: “Alan, he oído una gran canción en la radio, ¡tienes que encontrarla!”. Y él se sentaba allí, pacientemente, preguntando quién la cantaba, ¿no lo sabes? OK, ¿era hombre o mujer? Bien, ¿recuerdas algo de la letra? Había probabilidades de que ya la hubiese oído e incluso supiese algo de la letra.

Durante las sanciones, Irak estaba virtualmente aislado del mundo exterior. Teníamos unas cuatro o cinco televisiones locales y sólo durante los últimos años Internet se hizo popular. Alan era uno de esos enlaces con el mundo exterior. Entrar en la tienda de Alan era como entrar en una especie de otro mundo de transición. Cuando entrabas en la tienda siempre había buena música sonando fuerte en los altavoces y él y Mohammed, el chico que trabajaba en ella, estaban discutiendo sobre quien era mejor, Joe Satriani o Steve Vai.

Tenía expuesta la última lista de éxitos de Billboard en una hoja de papel cerca de la puerta y había recopilado unos pocos de sus propios favoritos en una “colección” en CD. También hacia un esfuerzo especial para grabar los más recientes galardones, Grammys, AMAs, Oscars, etc. Podías visitarle dos veces y encontrarte a la tercera con que había memorizado tus favoritos y encontrado música en la que podías estar interesad@.

Era ingeniero eléctrico, pero su pasión era la música. Su sueño era ser un productor musical. Siempre estaba al completo en material de las usuales bandas jóvenes, N'Sync, Backstreet Boys, etc., pero siempre estaba intentando promover grupos irakíes, y reivindicando haber descubierto un grupo irakí “Desconocido por Tod@s”, según él. “Son fantásticos, sí que tienen un gran potencial”. E. le contestaba, “Alan, son terribles”. Y Alan, con su habitual orgullo irakí, conferenciaba sobre lo buenos que eran, simplemente porque eran irakíes.

Era un cristiano de Basrah y tenía una encantadora esposa que le adoraba, F. Bromeábamos con él acerca de que al casarse y tener una familia perdería su interés por la música. Eso no sucedió. Las conversaciones con Alan continuaban girando alrededor de Pink Floyd, Jimmy Hendrix, ... pero empezaron a incluir a F., su esposa, M., su hija y a su pequeño. Me duele el corazón por esa familia, su mujer y sus hijos...

Podías entrar a la tienda y no encontrar a nadie detrás del mostrador, tod@s estaban en la otra habitación, jugando a una u otra versión de video-fútbol en la Play Station. Coleccionaba viejas grabaciones, o “vinilos”. Cúanto más viejos eran, mejor. Aunque promovía la nueva tecnología musical, siempre decía que nada podía competir con el sonido de un buen vinilo.

Íbamos a dónde Alan no sólo para comprar música. Siempre se convertía en una visita social. Te hacía sentar, escuchar su último CD favorito y beber algo. Después te contaba el último chisme, lo sabía todo. Sabía dónde eran todas las fiestas, quienes eran los mejores DJs y quién se iba a casar o divorciar. Sabía el chisme nacional y el chisme internacional, pero nunca había malicia en Alan, siempre era el aspecto divertido.

Lo más importante con Alan era que nunca te dejaba tirad@. Nunca. Fuese lo que fuese lo que quisieses, hacía el máximo esfuerzo en conseguirlo. Si te convertías en su amig@, eso no incluía sólo la música, siempre estaba dispuesto a echar una mano a quien lo necesitase, fuese simplemente dar algún consejo o escucharte después de una difícil y complicada semana.

Después de la guerra el área dónde tenía la tienda se ha deteriorado. Hubo coches-bomba y tiroteos y la gente de Badir ocupó algunas casas. La gente iba cada vez menos a A'arasat porque era demasiado peligroso. La tienda estaba cerrada más tiempo que abierta. La cerró permanentemente después de recibir amenazas de muerte y una granada de mano a través del escaparate. Su coche fue detenido en algún sitio y tiroteado y, como consecuencia, conducía el envejecido Toyota Cresscida de su padre con una foto de Sistani en el cristal trasero, “para protección contra los fanáticos…”. Guiñaba el ojo y sonreía.

E. y yo pasamos algunas veces por su tienda después de la guerra, antes de que la cerrase. Una vez encontramos que no había electricidad, ni generador. La tienda estaba ligeramente iluminada por una clase de lámpara de aceite y Alan sentado detrás del mostrador, ordenando CDs. Estaba extasiado de vernos. No había forma de escuchar música, así que E. y él cantaron algunas de sus canciones favoritas, tropezando con las letras e improvisando todo el tiempo. Después empezamos a oír llamadas telefónicas y a intercambiar los últimos chistes del día. Antes de darnos cuenta habían pasado dos horas y el mundo exterior había estado olvidado, con alguna explosión ocasional devolviéndonos a la realidad.

Me impactó ver que no era la la música lo que hacía la tienda de Alan un paraíso, un lugar donde olvidar problemas y preocupaciones, era el propio Alan. Le gustaba Pink Floyd:

Did you see the frightened ones?
¿Ves la gente asustada?
Did you hear the falling bombs?
¿Oyes caer las bombas?
Did you ever wonder why we
¿Te preguntas por qué
Had to run for shelter when the
tenemos que correr a refugiarnos
Promise of a brave, new world
cuando la promesa de un nuevo, valiente mundo
Unfurled beneath the clear blue sky?
se despliega bajo el cielo?
Did you see the frightened ones?
¿Ves la gente asustada?
Did you hear the falling bombs?
¿Oyes caer las bombas?
The flames are all long gone, but the pain lingers on.
Las llamas se fueron hace tiempo, pero el dolor persiste
Goodbye, blue sky
Adios , cielo azul
Goodbye, blue sky.
Goodbye. Goodbye.

(Goodbye Blue Sky - Pink Floyd)

Goodbye Alan...

- posted by river @ 10:05 PM
 
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